29/06/2024 SALIDAS 29 Y 30 DE JUNIO

SALIDAS 29 Y 30 DE JUNIO
SALIDAS 29 Y 30 DE JUNIO

Se van cumpliendo los objetivos de la temporada, si el pasado 16 de junio se celebró la 42ª “Ruta del Vino de Las Piedras”, este pasado sábado se realizó la también veterana prueba de BTT del Club Ciclista Ebro “Los Caminos de Goya”.
Ruta marcada por el barro y la lluvia que la hizo todavía más dura, la salida a las 07:00 con 13 participantes y dos voluntarios del lugar habitual (Puente de los Cantautores), pronto empezamos a ver que no iba a ser fácil, Xabi y Carlos se van al suelo sin consecuencias al atravesar un gran charco que se convirtió de pronto en una pista de patinaje sobre hielo y en una trampa de barro pegajoso (arcillas) que bloquearon ruedas y cambios, aparte de las zapatillas y con las que era imposible insertar las calas de los pedales.
Toca quitar como mejor se puede con algún palo y las manos la pasta pegajosa para que las ruedas puedan mínimamente girar, llegamos a Torrecilla de Valmadrid y nos juntamos con Chema y Alberto que conducen el coche de apoyo, Leo que estrena bici y Antonino deciden ir por carretera hasta Valmadrid y de allí subir a Bosque Alto donde está dispuesto el primer avituallamiento, el resto decidimos recorrer aunque sea una pequeña parte para explorar el estado de los caminos y decidir.
Por fortuna ese será el tramo más “cómodo” del recorrido, aunque tiene subidas inmisericordes durante kilómetros, el agua no se ha detenido y no hay charcos que atravesar, la bajada para coger la pista que viene de Valmadrid está arreglada, así como la subida a Bosque Alto.
Para terminarlo de arreglar, el cierzo no para de joder desde la salida, José Antonio y yo subimos los últimos (los dos junto con Xabi, somos los únicos con bicis de tracción “animal”), y en el alto nos espera el ansiado descanso y reponer fuerzas con fruta, barritas y bebidas frescas, la mañana parece que va empeorando pero de momento no ha caído ni una gota.
En este punto se despiden del grupo (cada uno por un lado), Leo que no va contento con la configuración de la bici y un amigo de Guillermo que tenía compromisos familiares.
El tramo que viene a continuación es recordado anualmente por el horroroso estado del camino, piedras y escalones imposibles de ciclar durante un par de kilómetros, pero se ha obrado el milagro y está perfecto con firme de gravilla fina, sin escalones y casi sin piedras (nadie da crédito a lo que estamos viendo), la alegría dura poco porque empieza a llover débilmente y el cielo se ha cerrado de manera total, alguno se para a ponerse el chubasquero (el que se ha acordado de cogerlo), yo por mi parte prefiero esperar a ver si llueve con más intensidad.
Vuelven a aparecer los enormes charcos que hay que rodear con las bicis en la mano, entre maleza y piedras como mejor podemos, llegamos a la trialera que se afronta con más cuidado que otras veces por lo resbaladizo del terreno, reagrupamos sin incidentes y a estas alturas ya voy totalmente empapado, por la sudada y la lluvia que aunque ligera nos lleva acompañando durante dos horas.
Aunque estamos cerca del destino, todavía hay que subir un “medio puerto” donde me gasto las pocas perras que me quedan y al coronar junto con José Antonio, vemos la localidad de Fuendetodos, (llevamos 900 metros de desnivel en apenas 45 km).
Por fortuna ha dejado de llover, y en el parque, Alberto y Chema tienen dispuesto el avituallamiento compuesto por pan tierno, tomate, jamón, chorizo y queso, fruta y pastas amén de bebidas de toda clases.
Damos buena cuenta de ello con el tiempo respetándonos de momento, y entre bocao y trago se decide volver por la carretera por lo menos hasta Botorrita porque el estado de los caminos está empeorando visiblemente.
La primera subida saliendo de Fuendetodos era desconocida para varios de los participantes (los carreteros nos la sabemos de memoria), después, los toboganes hasta Dorleta y con el viento que va a más (y nunca ayudando) se hacen eternos, a estas alturas el grupo se ha disgregado totalmente, a las e-bikes (menos Carlos que se queda con las “musculares”) no las volveremos a ver hasta la bajada de Botorrita donde cogemos el camino que va paralelo a la vía del tren y tiene tramos asfaltados.
Aún hacemos una última parada en María de Huerva a cobijo de unos grandes árboles, porque vuelven a caer algunas gotas y aprovechamos para bebida fresca y algo de fruta, ni que decir tiene que tanto las bicis como nosotros vamos hechos un cristo del barro que hemos ido acumulando, a pesar de eso damos el día por salvado porque hemos llegado secos, los avituallamientos se han podido realizar sin contratiempos y no ha habido incidentes, averías, etc.
Al final llego a casa con 95 km y casi 1.200 metros de acumulado, que unido al barro y al cierzo, han hecho unos “Caminos de Goya”, muy, muy duros.

El domingo 30 la etapa de carretera era de las duras tanto en kilómetros como por el perfil: vuelta a Tardienta (ida por Villamayor y vuelta por S. Jorge).
El sábado cuando metía la btt al trastero, ni se me pasaba por la cabeza salir al día siguiente, todo sucio, la bici hecha un asco, las zapatillas embotadas de barro, cansado, etc.
Tampoco pasé buena noche (tengo unas calcificaciones en los hombros que no me dejan descansar bien, menos mal que el jueves me las quitan), como no podía dormir, me puse a mirar el tiempo y no daban viento, ni lluvia y además la temperatura era buena, así que sin pensarlo dos veces (si lo piensas, no sales), decidí salir yo sólo por delante para hacer las subidas a mi ritmo.
Avisé por whatsapp que adelantaba media hora la salida y que ya me cogerían por el camino (o no), me puse dos bidones y la bolsa delantera donde eché comida abundante y me tiré hacia Tardienta.
En la subida al puente por encima de la autopista en Santa Isabel, ya vi que las piernas decían que no tenían nada que dar, así que haciéndoles caso y con desarrollos muy, muy suaves, fui subiendo las cuestas hasta llegar al puerto de Alcubierre que era mi meta, si corono sin que me cojan, iré con ellos, si me cogen antes, me volveré.
En el último km del puerto, metí el plato pequeño (llevo tres) y el piñón más grande y aún así subí clavao.
Como no veía a nadie por detrás, me fui animando, comí y bebí en la bajada y aun me paré en Alcubierre para contestar un whatsapp a Leo, la subida que viene después, se me atragantó bastante, menos mal que es corta, el resto hasta Tardienta lo fui llevando bastante bien, sin forzar pero sin dormirme.
En el bar de la estación aún me dio tiempo para revisar los mensajes y ver quién había salido, hacer una foto y mandarla, y pedirme una cocacola y sentarme a comer la barrita.
Aparece José Antonio en solitario que también había salido antes pero desde Villamayor, seguidamente, Mila, Javi, Fernando, Xabi y Loscos, y al poco Vasile que se había “despistado” en el bar de Alcubierre.
Comentamos las incidencias tranquilamente y después de una foto del grupo a cargo de unos beteteros que llegaban cuando nosotros salíamos, ponemos rumbo a Zaragoza con José Luís marcando un ritmo machacón que para mí es una tortura en ocasiones (José Antonio y Xabi, también acusan el esfuerzo de ayer).
Sin asomar el morro en ningún momento (bastante tengo con ir a rueda), y rodando en todo momento en grupo compacto, nos presentamos en la rotonda de S. Mateo donde se separa José Antonio y el resto llegamos a Zaragoza a las 13:00 después de 120 km y 754 de desnivel.
Las piernas p’al arroz…………………..

Zaragoza 03/07/2024