XXXIII RUTA DEL VINO
 

XXXIII RUTA DEL VINO

En primer lugar, felicitar a todos los que con su esfuerzo generoso y desinteresado han contribuido de una manera u otra a sacar adelante ésta prueba veterana, hacer mención especial a todos los patrocinadores que aportan ayuda tanto económica, como logística, con regalos, etc. a los socios que ponen su tiempo, vehículo, decenas de llamadas telefónicas, visitas interminables y repetitivas con burocracia y papeleo cada vez más farragoso a las diferentes instituciones (Gobierno de Aragón, Ayuntamientos, Diputación Provincial), que además de haber reducido drásticamente las subvenciones, dificultan más que ayudan, (hay que decir en honor a la verdad, que se salva la Guardia Civil, que... siempre ha tenido una comprensión y paciencia infinita con los ciclistas, como ha quedado demostrado en la edición de éste año, facilitándonos enormemente la labor).
¿Nombres?, pues aún a riesgo de dejarme a alguno os daré unos pocos: Milagros, Yolanda, Pili, Carlos, Sanjuán, Gregorio, Ángel, José María, Tomás, Juan Carlos, Iñaki, Javi, etc., etc.


En lo que respecta a la Marcha en sí, no ha podido resultar más exitosa, día extraordinario en la climatología, ningún percance, media de casi 28 km/h, rodando casi en la totalidad de la Marcha agrupados (sin contar el tramo “competitivo”), gracias a los Manolo, Super-Juan, José Luís, Javier etc., que nos llevaron con un mimo exquisito, lo que redundó en que las diferencias entre primero y último fueran mínimas a pesar del recorrido tan rompepiernas de la primera parte de la ruta, cumplimiento casi escrupuloso del horario, avituallamientos surtidos y bien atendidos, ambiente de “CICLOTURISTA”, así con mayúsculas, dejando las carreras para el lugar que les corresponde y haciendo kilómetros entre amigos charrando, tomándonos el tiempo necesario en los avituallamientos sin ese estrés de la cocacola/barrita, para deleitarse en el extraordinario entorno de la fuente de Almonacid sin prisas, haciendo fotos, y unas risas entre colegas.


En resumen, un excelente sabor de boca corroborado por felicitaciones de cicloturistas de otros clubes, lo que da un plus especial a las impresiones propias que se palparon durante toda la larga mañana (algunos empezaron la jornada a las 5:00 y acabaron a las 15:00).

Como no todo van a ser flores, a la hora de entregar el trofeo al que coronó primero el Puerto de Tosos, resultó que no aparecía por ninguna parte, así que el ganador tendrá que pasar por la sede del Club Ciclista Ebro para recogerlo y hacerle la foto de rigor.

Mención también especial para los compañeros del Club Ciclista Zaragozano, que con su presencia año tras año marcan el camino a seguir a otros clubes, si queremos que éstas pruebas sigan celebrándose en nuestro ámbito territorial.

Salud y nos vemos en la XXXIV

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